jueves, 11 de octubre de 2007

Literati

Hay libros que comienzan sin mucho énfasis, poco a poco van ganando en tensión, suben, suben, suben, te enganchan vilmente y al final, sin previo aviso, no hay más, todo se queda en nada y te da la impresión de que el cierre no encaja con el resto de la obra. Algo parecido me ha ocurrido con "Literati", una notable novela del joven irlandés Barry McCrea que durante 456 páginas te mantiene totalmente atado y sin embargo te descuelga sin más en la 457.

Pero comencemos por el principio. (Spoilers!). Niall, el protagonista de "Literati", es un joven irlandés que comienza sus estudios en la Universidad con un prometedor futuro ante sus ojos. Ama la literatura y aspira a convertirse en un buen escritor, además de dar por iniciada una nueva etapa en su vida que le permitirá revelar por fin su homosexualidad a la gente que le rodea sin los cercanos prejuicios familiares. Pero por una serie de extrañas coincidencias conoce a John y Sarah, que lo introducen en el submundo de Pour Mieux Vivre, un intrigante culto literario del que está predestinado a formar parte. Sus actividades consisten en leer mucho y dejarse guiar por las letras, para lo que buscan y encuentran respuesta a cada cuestión que plantean en los pasajes de cualquier obra escrita escogida al azar.

Lo que en un principio no es más que un obsesivo pero intrascendente juego marca sin embargo la existencia de Niall, que se desvía de su plan inicial y se deja llevar por la marea arrebatadora de visiones e irrealidad que le producen los libros. Las descripciones del siniestro club de lectura encajan casi a la perfección con las de una secta destructiva, que te aleja de todo lo que conoces, de tu estabilidad y tu cordura para adentrarte en una nueva fase de la vida en la que un párrafo escrito siempre te guiará hacia una decisión correcta y las visiones sustituirán a tus horas de apacible transcurrir.

Niall pasa sus días de insomnio realizando sortes o consultas a los libros sobre cualquier cosa, intentando siempre saber más, conocer más y aspirar a más dentro de la asociación literaria de la que él es el último eslabón. Poco a poco la obsesión toma proporciones insostenibles, maquinando telarañas de mentiras con las que engañar a sus allegados a los que no puede explicar el sufrimiento tan placentero que le produce esa existencia rayante en la muerte de sus experiencias literarias. Intenta vencer la tentación de las letras pero recae, abandonando todo a su paso con el objetivo de alcanzar el siguiente nivel en Pour Mieux Vivre. Los sortes le van guiando en su camino, sin un fallo, sin una duda, atento a cada señal, a cada interpretación... hasta que de repente, decide que su camino no es ése y lo deja para volver a casa.

Pues en fin, ni un pero a la narración del autor, que en todo momento guarda un creciente interés por lo que Niall encontrará en su siguiente movimiento, pero sin más, decide terminarlo así y sinceramente me he quedado un poco decepcionada. Evidentemente una novela no es mala cuando sólo falla el final, pero es una pena que una sola página pueda fastidiar la buena impresión de las 450 anteriores. Lo que tiene de bueno el libro es sin duda que es muy entretenido, muy interesante y que, si lo has leído, es imposible que al terminarlo no hayas probado a realizar algún sorte con los volúmenes de tu librería (sí, yo también lo hice). Del resto, se confirma el hecho de que lo más complicado a la hora de escribir un libro es construir un final digno de serlo y que no decepcione a los lectores que han disfrutado el resto del contenido.

Barry McCrea obtuvo un importante éxito tanto de crítica como de público con este primer libro, siendo además nominado en los premios de la American Library Association del año 2006. Por la abundancia de detalles sobre zonas e instituciones concretas de Dublín en la novela coincidentes con la infancia y educación del autor, parece que la obra tiene mucho de autobiográfica, extremo que intentaré confirmar en caso de que así sea. A pesar de todo, el libro es recomendable para pasar un adictivo rato literario.

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